Corre Noviembre de 2008 y como ya es costumbre en cada una de sus presentaciones, justo antes de subir al escenario, la comunidad Pharos (pololas y amigos cercanos del grupo) salen del camarín. El ritual de siempre comienza, los tragos al seco. “¡Vamos a dejar la cagá weon!”, “¡Actitud, harto power no más cabros!” son algunos de los comentarios que hacen antes de su ritual. Luego los 5 se abrazan y forman un círculo, cada cabeza toca la del otro, miran hacia el suelo y gritan fuertemente “Uyuiiiiiiiii”. La circunferencia se rompe y mientras el animador abre los fuegos del concierto, la banda sube a la escena.
El lugar, el viejo Bar Oxido de Santiago. Es la semifinal de la Guerra de bandas Rock n Ron, en la cual se presentan tres bandas en competencia, Abstrac Symphony (V región), Vértebra (Santiago) y Pharos (VI región). Cada una tiene alrededor de media hora para convencer a los jueces y a los cientos de asistentes que su música es la mejor.
Una hora antes se había citado a las bandas para hacer la prueba de sonido. Cerca de las 21 horas, cada grupo ecualizó su sonido con un tema de calentamiento. La calidad de los músicos, en ese entonces,habló por sí sola. Era la noche del heavy metal y de las regiones, la gran lucha se iba a dar entre las bandas de la V y la VI región.
Mientras esperaban el inicio del certamen, los integrantes de las bandas cruzaron algunas palabras. Los músicos de Santiago y Rengo tuvieron más química, más de alguna cerveza y varios dichos compartieron entre sus miembros. Sin embargo, los de Valparaiso no eran muy comunicativos, cada uno muy serio, preocupado del evento. El baterista trató a toda costa de que su inmensa jaula de batería fuera instalada a la perfección, y los guitarristas y el tecladista, respectivamente, lucían sus carísimos instrumentos.
Después del sorteo, así quedó el orden de los grupos para subir a escena: Pharos, Abstrac Symphony y Vértebra. Mientras, los fans de las bandas llenaban el lugar, la música de Black Sabbath sonaba retumbante y las mesas se repletaron de jóvenes de unos 20 a 30 años de edad, cada uno con sus respectivas cervezas.
Cerca de las 22 horas, el simpático gordito animador subió al escenario. Y con una poderosa y raspada voz, acompañada de dos preciosas mujeres de ropas livianas, dio inicio a la competencia. “Bienvenidos al templo del rock…. Porque hoy vivirán la mejor noche de heavy metal que hallan parido sus madres”, fueron las primeras palabras del presentador y a los pocos segundos, luego de su ritual de siempre, ya estaba Pharos sobre el escenario.
Parten como cañón, muchas personas han venido desde lejos a apoyarlos, son los mismos que corean y saben todas sus canciones. La banda suena increíble, los 5 integrantes tienen momentos para mostrar su gran calidad escénica e interpretativa, y su vocalista no para de animar a los oyentes con una muy enérgica puesta en escena. Estos chicos tocan como si los persiguiera el diablo.
El segundo tiempo comienza por los Abstrac Symphony. El baterista es una bestia, el bombo va a mil por hora y uno de sus guitarristas es lejos el más virtuoso de la noche. Parece ser la mejor banda de la competencia, sin embargo no tienen el mismo felling con el público y su cantante frío en su interpretación.
Vértebra es la última banda, una propuesta más rockanrollera y no tan heavy metal, a diferencia de los dos primeros grupos. Sus temas funcionan perfectamente, con coros pegajosos y canciones cortas. Sin embargo, dejan con gusto a poco, pues no llenaron los 30 minutos de tiempo que tenían disponible. Después de ver la media hora de los Pharos y los casi 40 minutos de los Abstrac Symphony, eso les jugó en contra.
Al finalizar la competencia, el plato fuerte, la banda que muchos esperaban: los viejos Cronos, de vuelta en la escena metalera nacional, son los encargados de cerrar la jornada. Y antes del último tema, el gordito simpático sube al escenario y les comunica a los asistentes que los ganadores son: Pharos.
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