Paisaje cotidiano: Los malabaristas

No importa si hace frío o calor, estos personajes se han hechos cotidianos en las esquinas de los semáforos ubicados en calle San Martín con Riquelme, y en Colo Colo con la misma avenida en Rengo.
El primer malabarista trasmite una atmósfera alegre con su voz a la gente le habla y les canta. A él no le importa si caen o no monedas, su cara siempre sonríe.
Esta misma persona vende a unos metros de su «lugar de trabajo» (en la vereda), unos árboles bonsai fabricados con alambres de color plomo y café, sus valores van desde los 5 hasta los 20 mil pesos. Estos son diseñados por él.
Por otra parte, en la segunda foto vemos a una pareja de malabaristas, el hombre ocupa 3 sables y la mujer 3 hula hula, ellos son más serios, no cantan ni hablan, solo sonríen cuando una propina llega a sus manos.
Pero es en esta misma esquina en donde otras veces se instala un joven con un letrero que dice; soy migrante no tengo trabajo, su propina es mi sueldo. Y mientras él esta parado con su letrero, en este lugar hay 3 niños con ropas sucias, acalorados y acostados arriba de unos cartones en el bandejón central de Riquelme frente a la vista de todos los renguinos que pasan por ahí.

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