La pujanza del pueblo fue notoria; en 1862 llegó el Ferrocarril Longitudinal a Rengo, y diez años después se estableció un servicio de carros a tracción animal entre la estación y la Plaza de Armas, por la actual Avenida Bisquertt, y desde ésta a la ribera del río Claro.
Rengo fue el primer pueblo de Chile en tener un tranvía, precediendo a otras ciudades, como Chillán (1877) o Talca (1884).
En vista de la multiplicación de sus habitantes, el progreso de su comercio y de su industria, en agosto de 1865 se le otorgó el título de ciudad. La zona hegemónica en cuanto a lo comercial y administrativo se extendía, en esos años, entre la calle Arturo Prat, la vía férrea, el callejón de San Pablo (actual Avenida Riquelme) y la calle Errázuriz, teniendo como nervio central la Plaza de Armas.
Hacia inicios de 1900, comenzaron a urbanizarse vastos sectores de la actual ciudad. A lo largo de la calle Arturo Prat las hileras de casas se fueron haciendo más densas, siguiendo la orientación del camino hasta llegar a La Isla, asentamiento donde el sello rural se apreciaba con mayor nitidez.
A medida que crecía la población, se fueron abriendo nuevas calles que empalmaban con la calle principal, las que por iniciativa de Tristán Gálvez Palma fueron bautizadas con nombres evocativos de la historia de Chile como Esmeralda, Tarapacá, Chorrillos, Miraflores, Chacabuco e Independencia.
De la lengua mapuche se tomaron los nombres de Orompello, Galvarino, Michimalongo y Chavalongo. Varias de estas denominaciones se conservan al presente.